
Según la TV afuera hay sol pero no lo siento, hace días que no salgo de la cama y es que no tengo ganas... mis persianas están cerradas igual que mi cerebro. Me levanto para comer y no sé ni para qué si sé que lo vomitaré. Los ceniceros desbordan colillas y ya ni los vacío, no es un día que no tengo ganas de hacer nada, es un mes lleno de nada. Dibujado en mis muñecas toda mi distorción, cada corte es un alivio para mi corazón, que lato no sé ni por qué, porque recuerdo la vez que dije que no latiriía sin tu compasión. Quizá tragar una bala cambie las cosas, quizá no. No quiero causarte el dolor que vos a mi, no voy a decir adiós ni desaparecer, pero ganas tengo. Sigo de pie aunque una semilla me pueda tirar abajo, sigo de pie aunque no tenga en qué apoyarme. Un faso cambia las cosas, un pafo me encierra en un cajón que está en el fondo del mar, haciendo que hacer amigos sea un sueño cada vez más lejano. Mi boca del pico de la botella no se separa, cada trago un alivio, una condena. "La última vez", me repito, pero sé que no lo será. "La última lágrima", me repito, pero sé que tras esta muchas más vendrán.
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